Tratamiento y control de plagas de la procesionaria del pino

PROCESIONARIA DEL PINO.

La procesionaria del pino se ha revelado como la plaga forestal más perniciosa de la región mediterránea, pues ataca todos los años, sólo en la Península Ibérica, millones de hectáreas de bosques de coníferas.

Se trata de la oruga de un Lepidóptero (mariposa), conocido científicamente como Thaumetopoea pityocampa. Como todos los Lepidópteros, pasa por las fases de huevo, oruga, crisálida y mariposa.

Las mariposas de esta especie son de color gris ceniza, de unos 4-4'5 cm de envergadura alar, y se las puede ver revoloteando por los focos luminosos en las noches estivales. El inicio del vuelo tiene lugar a finales de Junio en las zonas frías de montaña y aproximadamente un mes más tarde en las zonas cálidas, y se prolonga hasta mediados de Septiembre.

La vida de las mariposas es muy breve, normalmente de unos 3 días y, una vez efectuado el apareamiento, efectúan las puestas en las acículas de los pinos y, ocasionalmente, de cedros y otras coníferas. Estas puestas son en forma de un característico canuto de color marrón claro, de unos 3-4 cm de longitud, que es fácil observar en pinos jóvenes o en las ramas bajas de los adultos.

El nacimiento de las orugas se produce al cabo de unas cinco semanas de efectuada la puesta, en su mayor parte durante los meses de Agosto y Septiembre, y se hace patente por la presencia de grupos de acículas secas roídas por las jóvenes orugas; éstas se desplazan de forma gregaria de un punto a otro del pino y cuando se inician los fríos comienzan a tejer el típico bolsón que las protegerá de las bajas temperaturas.

Las orugas pasan por cinco estadios evolutivos y cuando han completado su desarrollo, hacia los meses de Febrero-Marzo, inician las procesiones de enterramiento y tejer un capullo de color marrón, en el interior del cual efectuarán la metamorfosis.

La emergencia de las mariposas, como se ha indicado anteriormente, se produce de finales de Junio a primeros de Septiembre, iniciando un nuevo ciclo de la plaga. Hay que destacar que algunas crisálidas tardan dos o más años en avivar.

Especies atacadas.

La procesionaria ataca únicamente pinos y cedros. La mariposa hembra, si puede elegir, tiene preferencia por efectuar la puesta sobre determinadas especies.

Entre los pinos autóctonos los más atacados suelen ser el Pinus silvestris (pino albar o roig) y el Pinus nigra (laricio o pinassa), y tiene también predilección por las especies de pinos exóticos, como el Pinus canariensis (pino de Canarias) o el Pinus radiata (pino de Monterey o insigne). No obstante pueden registrarse ataques graves sobre otras especies de pinos, como es el caso del Pinus halepensis (carrasco o blanc) de muchas zonas de la costa mediterránea.

Daños que producen.

Los ataques de las orugas producen defoliaciones, a veces muy intensas, de los árboles atacados. Esto representa un debilitamiento del árbol que, en casos de defoliaciones repetidas y cuando afecta a ejemplares jóvenes o que crecen en suelos pobres, pueden incluso provocar su muerte.

En las áreas urbanas o muy frecuentadas, los daños pueden considerarse de dos tipos. En primer lugar el efecto antiestético de los árboles defoliados y también de la presencia de bolsones, que permanecen en los árboles aún después de que las orugas los hayan abandonado.

Otro importante aspecto negativo de la plaga en las citadas zonas, son los efectos urticantes, sobre las personas, de los pelos que poseen las orugas a partir de su tercer estadio, y que pueden ser transportados a distancia por el viento. Estos pelos producen urticarias en las partes más finas de la piel, y pueden ocasionar trastornos serios en personas alérgicas.También pueden ser importantes los impactos de estos pelos en órganos sensibles, como los ojos, que pueden requerir incluso intervención quirúrgica.

TRATAMIENTO.

TRATAMIENTO QUÍMICO CON REGULADOR DEL CRECIMIENTO.

Estos tratamientos se han de dirigir a la copa de los árboles a proteger, mojando bien las acículas. Si esta operación se realiza de forma correcta y en el momento adecuado, se tiene la práctica seguridad de mantener los árboles tratados limpios de plaga durante un año.

Productos a emplear. 

Para combatir la procesionaria utilizamos un producto inhibidor de la quitina: el DIFLUBENZURÓN.

Se trata de un insecticida que actúa al ser ingerido. Interfiere la formación de quitina y, como consecuencia, el desarrollo del insecto. Impide el normal desarrollo metamórfico de los insectos, en el proceso de muda. Durante este proceso la larva digiere la parte interior de la cutícula y forma otra nueva. Bajo la acción de este producto, la cantidad de quitina incorporada es menor, lo que origina que las larvas mueran o colapsen por la debilidad de su exosqueleto.

Asociado a este proceso se produce debilitamiento del aparato bucal, al no producirse el aporte de quitina necesario. Posee asimismo una acción ovicida indirecta, a través de las hembras que depositan huevos inviables. Las larvas neonatas son incapaces de perforar el corión, produciendo como resultado huevos infértiles.

Los inhibidores de la quitina son de acción lenta cuando se aplican contra las orugas de los últimos estadios, por lo que resulta conveniente aplicarlos sobre las orugas de los primeros estadios.

Este producto carece de toxicidad para seres humanos, animales domésticos, peces y abejas. Por esto no perjudican al medio ambiente y controlan de manera muy eficaz la plaga.

Sistemas de aplicación.

Para el tratamiento de pequeñas extensiones forestales y superficies urbanas, parques y jardines, lo normal es aplicar los productos disueltos en agua mediante aparatos de pulverización terrestre, que estén dotados de bombas de suficiente potencia para poder alcanzar la copa de los pinos.

Una variante del tratamiento químico, apta únicamente para bolsones situados a bajas alturas, es el tratamiento directo al bolsón utilizando máquinas pulverizadoras de mochila dotadas de una lanza de mango largo.

Momento de efectura los tratamientos.

Los tratamientos químicos contra la procesionaria es aconsejable realizarlos sobre las orugas de los primeros estadios, ya que en estos momentos son más sensibles a los tratamientos y todavía no han efectuado defoliaciones importantes.

Los meses idóneos para realizar los tratamientos son los de octubre y noviembre. Si se trata más adelante hay que utilizar productos y dosis adecuados al estadio de desarrollo de la plaga, y aunque se logre matar a las orugas ya se habrán producido defoliaciones de importancia, y en los árboles permanecerán los bolsones que se hayan formado.

Finalmente indicar que, como es lógico, los tratamientos son totalmente inútiles a partir del momento en que las orugas han abandonado el bolsón para efectuar los enterramientos, hecho que suele producirse durante los meses de Febrero-Marzo.

Medidas complementarias.

Para el control integrado de la procesionaria, es conveniente adoptar una serie de medidas complementarias:

No plantar en los parques y jardines especies de pino sensibles a la procesionaria, en zonas de ataques frecuentes de la plaga.
Favorecer la fauna útil que de forma natural controla la plaga. En este sentido, una medida de aconsejables utilización en parques y jardines es la colocación de cajas-nido para protección de aves insectívoras, que son uno de los principales enemigos naturales de la procesionaria.
La utilización de trampas de feromonas para captura de mariposas macho puede ser una medida complementaria de lucha, si bien hay que tener en cuenta que este procedimiento es únicamente eficaz cuando se utiliza en superficies importantes y con bajo nivel de plaga. Estas trampas han de estar colocadas durante el periodo de vuelo de la procesionaria, es decir, de mediados de Junio a mediados de Septiembre.

 

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