Una vez al año, el enjambrazón

Una vez al año, el enjambrazón.

Manifestación visible y muchas veces espectacular de su presencia, el enjambrazón se produce generalmente una vez al año (de enero a mayo según las especies y la zona) en el momento en que las poblaciones están ya bien implantadas. En este momento, centenares de reproductores primarios salen volando por los orificios creados por las obreras. Estas reproductoras son aladas y de color oscuro. Su vuelo es muy corto. Al capricho del azar, se forman las parejas y, las más afortunadas, que encuentren una cavidad en la madera donde anidar, se podrán reproducir y crear una nueva población.
Con excepción de las reproductoras aladas, todas las otras castas de termitas son ápteras, es decir, carecen de alas. Se desplazan y comunican gracias a sustancias específicas que van dejando detrás de ellas y que sus congéneres reconocen. Son las feromonas de pista. También existen las feromonas de alarma, segregadas en caso de peligro y destinadas a alertar al resto de la población.
Por tanto, las termitas son insectos sociales que se comunican: no sólo intercambian la comida sino también la información que les indica tanto el camino a seguir para encontrar el alimento como la alerta de la presencia de un peligro.

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